Saturday, March 29, 2014

El Cepo

La luna y el sol compartían el cielo en aquel instante, como por error, o falla en la sincronización. Pero nada de eso era evidente detrás de la pesada capa gris de nubes.

Desde la ventana de la biblioteca, un estudiante observaba a una paloma sobre uno de los capiteles de concreto. Una de sus patas estaba recubierta de cemento y tenía incrustado un pequeño canto rodado. Los azares de la ciudad le habían jugado una mala pasada. Posarse sobre una preparación de cemento, o una vereda recién arreglada. No perdona las menores distracciones, y ejerce el destino sin método ni justicia.

A él le causaban gracia sus esfuerzos por no distraerse. Como si aquello fuera una mera cuestión administrativa del intelecto. Tenía bien claro acerca de la importancia y, peor aún, de las consecuencias de su flojera. Ponía su mente en blanco y se sentenciaba. La mente entraba en esas líneas, seguía esos renglones como andariveles. Concentrado en su propio estado de concentración, seguía y avanzaba indolente a través de las páginas de un escrito que a penas si estaba descifrando. Pero persistía, a la espera de poder finalmente sumergirse, ignorar a la paloma doliente o aquel zumbido proveniente de la luz de tubo vieja y expirada.

"Cuando termine todo esto me voy a dar un gusto", se decía intentando de sobornarse a sí mismo. Y ahora la lluvia, gotas finas que se estrellaban contra la ventada en un sonido seco. Utilizaba cada elemento del ambiente para intentar disciplinarse. Hojeaba el libro hacia adelante y con un lápiz hacía un círculo alrededor del número de página."Cuando termine este chaparrón, tengo que haber progresa hasta esta marca". Pero ahora la paloma raspaba su propia garra contra el cemento, escandaloso intento de deshacerse de su cepo de cal. No podría volar, pensaba él. Pero si ese fuera el caso, como llegó hasta ahí. Estos capiteles se terminaron de construir hace años. ¿Cómo diablos terminó esa paloma ahí?

Las ventanas no tenían aberturas, descartando así el acto piadoso. Siempre ignoró, sino detestó,
el destino de las palomas. Pero aquella mirada vacía -de perfil- era un indicio. A veces recordaba que solía jugar con las ramas de los árboles, evitar pisar las líneas entre las baldosas, o mirar el camino de las hormigas. Un día sin nombre comenzamos a ignorar esos rituales. Su concentración empezaba perder sentido y la paloma triste, esperaba su muerte sentada sobre el capital. Miraba por la ventana a los hombres en sus tareas.

1 comment:

  1. Me gustó. Más que nada porque planteas la cuestión de un animal (en este caso, la paloma) y los sentimientos. Es un tema al que últimamente vengo siguiendo mucho. Justamente ayer pensaba en la poca consideración que se tiene acá en Argentina sobre los derechos, la vida y la muerte de los animales. Creo que eso no habla bien de nosotros como sociedad. Que tema escribimos para la semana que viene?

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