No soporto a las fumadoras. Es un problema casi hormonal. Nunca
fui fumador, pero tampoco un inquisidor en el asunto.Y sin embargo
hay algo en la forma en que las mujeres fuman que hace emerger mis
instintos más violentos. En especial las más jóvenes. ¿Será
acaso la forma en que fuman mientras hablan conmigo, dejándome en un
segundo plano? Un mero accesorio para salir a fumar. ¿O será la
forma en que contraen la boca o desalinean sus mandíbulas cuando
exhalan el humo? Muecas de satisfacción provenientes
solo de un gesto egoísta.
Mientras viajaba en el colectivo me retorcía en mi propio resentimiento. Arturo y Ulises iban en busca de Cesárea Tinajero, inclusive a Mario Levrero le tocó encontrar un autor perdido en este Uruguay. Como si habiendo renunciado a la grandeza me tuviera que conformar con una parodia barata, viajaba en este colectivo hacia a Las Brujas para encontrar y auditar a un pequeño empresario.
El pueblo modesto, limpio. Aburrido. Un aire hecho de recuerdos habita la atmósfera de los pueblos pequeños. Siempre familiar y fuera de lugar a la vez. El café no es tan malo, y el gallego en la barra me mira de reojo. Saco un libro. No leo, pero lo mantengo abierto y miro los párrafos intentando asimilar el hábito lector. Tampoco tengo nada que hacer hasta la mañana siguiente, entonces mejor intentar una empresa noble. Pero, ignorando mi falso hermetismo, una sombre me eclipsa y me pide fuego. Y en un instante, la epifanía.
No llevaba abrigo, pero se llevó consigo la cartera en el momento que le dije que no. Sin haberme fastidiado, quedé en suspenso mirándome en un viejo espejo de bar. Ojos dilatados, la mente que navega sin precisiones. Y entonces un arco imaginario se tensa sobre mi abdomen y tira de mi pecho. Tenía dos inquietudes: en un bar lleno de gente la mujer no había preguntado a nadie más por fuego antes de salir, y una vez afuera no encendió cigarrillo alguno. Un pánico que subía del pecho hacia la corteza cerebral, ese individuo acaparaba toda mi suspicacia.
Al rato, ella se alejaba con un paso vacilante que pude divisar desde la ventana, con mi corazón que bombeaba sangre pesada y espesa. Intenté relajarme, pero de inmediato supe que sería imposible, el hechizo ya estaba en marcha.
Mientras viajaba en el colectivo me retorcía en mi propio resentimiento. Arturo y Ulises iban en busca de Cesárea Tinajero, inclusive a Mario Levrero le tocó encontrar un autor perdido en este Uruguay. Como si habiendo renunciado a la grandeza me tuviera que conformar con una parodia barata, viajaba en este colectivo hacia a Las Brujas para encontrar y auditar a un pequeño empresario.
El pueblo modesto, limpio. Aburrido. Un aire hecho de recuerdos habita la atmósfera de los pueblos pequeños. Siempre familiar y fuera de lugar a la vez. El café no es tan malo, y el gallego en la barra me mira de reojo. Saco un libro. No leo, pero lo mantengo abierto y miro los párrafos intentando asimilar el hábito lector. Tampoco tengo nada que hacer hasta la mañana siguiente, entonces mejor intentar una empresa noble. Pero, ignorando mi falso hermetismo, una sombre me eclipsa y me pide fuego. Y en un instante, la epifanía.
No llevaba abrigo, pero se llevó consigo la cartera en el momento que le dije que no. Sin haberme fastidiado, quedé en suspenso mirándome en un viejo espejo de bar. Ojos dilatados, la mente que navega sin precisiones. Y entonces un arco imaginario se tensa sobre mi abdomen y tira de mi pecho. Tenía dos inquietudes: en un bar lleno de gente la mujer no había preguntado a nadie más por fuego antes de salir, y una vez afuera no encendió cigarrillo alguno. Un pánico que subía del pecho hacia la corteza cerebral, ese individuo acaparaba toda mi suspicacia.
Al rato, ella se alejaba con un paso vacilante que pude divisar desde la ventana, con mi corazón que bombeaba sangre pesada y espesa. Intenté relajarme, pero de inmediato supe que sería imposible, el hechizo ya estaba en marcha.
Extraña historia! Me gustó la evocación de Los Detectives Salvajes, muy buen libro. Quizá podrías ampliar más detalles de la vida del personaje/narrador para entender un poco mejor su pesadumbre. Hago la devolución hoy porque mañana no estaré frente a la pc en todo el dia.
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ReplyDeleteWendy, quiero que seas más dura en la crítica. Se que más de un aspecto te pareció flojo o directamente incoherente. No temás disparar duro contra mí. I can take it. No soy como el Niño Jefe que nunca se recuperó de la crítica que le hice de su parcial de Política latinoamericana.
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